lunes, 4 de mayo de 2009

Ley de la Simplicidad


  La Iniciativa de Kuk Seldon (Séptima parte y epílogo)

  "Cuando un sistema que deja de cumplir las condiciones para considerarse un sistema complejo abstracto, deja de poder predecirse su comportamiento. Su comportamiento puede afectar de otros sistemas complejos por una simple ley de acción y reacción dentro de la incertidumbre que el mismo genera".

   Siempre se ha dicho que la historia la escriben los vencedores, pero en el caso de la historia de Seldon, una gran parte de ella permenece oculta y enterrada por la leyenda. Fue en Costa Rica, en un exilio forzado con su familia donde encontró una salida al desequilibrio que habían creado las leyes de Kuk en el mundo. Asumía su culpa, a pesar que la mala utilización de dichas leyes provenía de otras personas. El mundo no debía seguir soportando la carga de unos pocos.

  Los pocos documentos escritos que se conservan hacen pensar que Seldon encontró la solución al problema entre las conversaciones que tuvo con Gabriel Rice. Las leyes de Seldon no pudieron aplicarse a los estudios sociales, hasta la intervención de Kalinowski en el sistema económico. No obstante la acción de Seldon volvió a cambiar esto. Tricia lo definió años más tarde como el último don que Seldon dejó al mundo, el del libre albeldrío lejos de las leyes que él mismo había creado. Kalinowski no llegó a hacer ninguna declaración. Los movimientos sociales que desencadenó la acción de Seldon empujaron a algunos alborotadores a atacar las sedes de la empresa de Kalinowski acabando con su vida en los meses siguientes al discurso de Seldon en Times Square.

  Era una mañana de octubre del año 2039. Los árboles empezaban a mudar color de sus hojas y desde el avión los bosques de que rodeaban Nueva York eran una alfombra tejida con rojos, amarillos y ocres. Seldon estaba bastante tranquilo. Una hora antes de que su vuelo aterrizase en el aeropuerto JFK bromeaba con su compañero de asiento sobre el tiempo que haría esa tarde para su discurso. Lo consultó en una base de datos que años antes había creado. Sol, con ligeras rachas de viento. Temperaturas en torno a los quince grados centígrados. En el aeropuerto lo esperaba Roger McKenzie, uno de los principales asesores de la cadena de televisión CNN. Todo estaba organizado para que diese un discurso desde Times Square, dentro de un programa organizado por la CNN por un mundo más sostenible. Al contrario que en el discurso de los premios Nobel, Seldon estaba bastante tranquilo. Subió al escenario con paso resuelto, miro al cielo y comenzó su discurso que había estado escribiendo durante más de seis meses. Todo estaba planeado, él era la última variable de la ecuación con ese discurso y con su acción ejemplar. Habló del ecosistema y de la explotación de éste y de como la comercialización de los ecosistemas a través de las empresas no era la solución. Habló de como las compañías explotaban a los trabajadores y como éstos se hallaban sutilmente drogados en por el consumo. De como la sociedad se iba separando cada vez más en estratos económicos, de como se perdían los valores y la cultura. Habló del futuro que les deparaba. Millones de personas estaban viendo el discurso a través de las redes de televisión e internet, pero lo miraban anestesiados, como el que ve una guerra por televisión y ve que los muertos, la sangre y las mutilaciones son irreales. Entonces Seldon golpeó con el bastón de la realidad. Tomó veinte nombres al azar, y les describió que estaban haciendo, que estaban pensando, que habían hecho ayer y que harían después del discurso. "Las leyes de Kuk repararían lo que las leyes de Kuk torcieron", dijo. Entonces sacó de su bolsillo una píldora verde y un libro. Dio las gracias a su familia y a sus amigos por haber compartido su vida con él, y se tomó la píldora mientras leía delante de las cámaras los primeros párrafos de 1984.

   El suicidio de Seldon abrió la caja de Pandora. El presidente Shaffner intentó hacer caso omiso a los movimientos sociales que empezaron a gestarse tras el discurso de Seldon. Tal y como dijo Seldon, pues fue uno de los veinte elegidos en su discurso. A la oposición le resultó realmente fácil acabar con el presidente, ya que conocían todos y cada uno de sus movimientos. Shaffner presentó su renuncia a finales de ese mismo año. Kalinowski todavía aturdido por los hechos empezó a ver como el sistema empezaba a presentar ciertas singularidades que hacían imposible predecir los siguientes movimientos económicos. Unos de sus socios, Gregory Smithson, tal y como predijo Seldon, le retiró su apoyo una semana antes de que el Movimiento de Sostenibilidad encabezado por Marian Le Blanc, atacase una de las sedes de la compañía de Kalinowski. Le Blanc también fue una de las veinte personas de las que Seldon habló en su discurso, y encontró en el liderazgo del Movimiento el sentimiento de bienestar que había estado buscando toda su vida. José Jiménez, jamás llegó a saber quien fue Seldon, pero vió como las grandes compañías cafeteras se retiraban de las montañas de Colombia. El principio fue duro, pero tras varios años organizó una cooperativa con ayuda de su hijo que había leído algo del profesor Pereira. Tal y como predijo Seldon, vivió en general una vida feliz sin abandonar los cafetales que durante generaciones había mantenido a su familia. 

   Con todo esto, es justo poner fin a la biografía de Seldon diciendo que ésta terminó tal y como él lo predijo cuando habló del último de los veinte. Con estas palabras: "Y escribirá sintiéndose que había terminado su labor, que la vida de todos los hombres están conectados y que aunque hacía tiempo que Seldon había muerto, sus aguas siguen bañando las costas de la humanidad recordándonos que todos pertenecemos al mismo sistema abstracto".

2 comentarios:

Unknown dijo...

Al fin saqué tiempo para leerme los relatos.

Enhorabuena por que te ha quedado una historia genial, bien elaborada y conectada entre las distintas entradas.

¡Sigue así!
Ant

El Oso que Mira desde la Colina dijo...

Ey, me alegro que sacases tiempo y los leyeses, y lo que es más, que te gustasen.
Es un pequeño tributo de aficionado a la edad de oro de la ciencia ficción y por extensión a los cafés que nos hemos echado hablando de Asimov o Clarke.
La próxima de naves espaciales ;-)