martes, 31 de marzo de 2009

La Ley de la Progresión Fragmentaria


La Inicitiva de Kuk Seldon (Cuarta Parte)

     "La evolución de la complejidad de un sistema que obedece la primera Ley de Kuk hacia un sistema de mayor tamaño, lleva asociada una posibilidad de fragmentación proporcional a la capacidad de progresión de cada uno de los elementos fragmentados".

     La muerte de Gabriel Rice supuso un duro golpe para Seldon. La aplicación de las leyes de Kuk a los sistemas sociales fue un fracaso del que nació una fuerte amistad. Y ahora todo se había ido. Las noches en vela junto a Rice, con un café tras otro en búsqueda de una relación directa entre las leyes de Kuk y los movimientos sociales. Empezaron por un análisis de las grandes revoluciones. La noche acogió discusiones acaloradas sobre los verdaderos instigadores de la Revolución Francesa, la Revolución Industrial o el Marxismo. Intentaron matematizar las ideas de Voltaire, los deseos de Montesquieu o los sueños de Marx. Intentaron traducir esos movimientos sociales a ecuaciones multivariables. Pero fue imposible. Existían demasiadas variables para describir de forma eficiente el mundo que rodeaba a estas figuras históricas. Seldon intentaba transformar grupos ideológicos en variables pero Gabriel insistía que era imposible predecir las decisiones de un hombre que podía cambiar el rumbo del pensamiento de la mayoría. Analizaron hasta el más mínimo detalle de los grandes estudios sociológicos desde Tocqueville y Marx hasta Giddens, Luhmann y Parsons sin resultados. Finalmente la Teoría del Conflicto dejó paso a otras charlas más banales, sobre música y cine, sobre la universidad y la política. El estudio sociológico cayó víctima de Vivaldi, Couperin y Marais. Los años pasaron y Tricia vio como la noche de los jueves Seldon y Rice abandonaban las ecuaciones para divagar sobre el Renacimiento y la política acompañados de una botella de JW. La noche que Anthony llegó a casa tras la muerte de Rice, Tricia no supo como consolarle. Pasó varias noches en vela, escuchando los discos que Rice le había ido regalando durante todos esos años.
     Seldon pasó todo el invierno ausente, encerrado en su despacho, hosco y ermitaño capaz de gruñir a todo alumno que se acercase a preguntar por su ausencia continuada en la asignatura de Modelos Complejos. Fue la noticia de que Kalinowski había fundado una empresa de asesoramiento económico lo que lo sacó de su retiro. Lo descubrió leyendo el periódico. Mientras leía las cuatro columnas que relataban el hecho no podía de dejar de sentir ira contra su antiguo colega. Esa empresa representaba todo lo que odiaba. El uso de un descubrimiento científico para usos personales. No obstante esperaba que volviese a fracasar como lo había hecho antes en Helmson & Barry Brothers. Dos días más tarde recibió una invitación de Kalinowski para reunirse con él en Nueva York. La rechazó. No quería hablar con él. No obstante fue una conversación un par de meses más tarde con Laura Rose la que despertó una gran curiosidad en él. Según contaba Laura, su viejo colega se había asociado con un ambicioso informático deseoso de dinero y gloria. En principio no hubiese pasado de ahí sino hubiera sido porque el informático en cuestión fue un antiguo alumno de Seldon que hizo un brillante trabajo en la búsqueda de algoritmos paralelos a las leyes de Kuk. Completando el equipo de trabajo se había unido Walter Beckman, economista de la Universidad de Yale que había actuado como consejero en el anterior gobierno. 
     Coincidiendo con los primeros días de primavera Seldon rompió su retiro para dar una conferencia en Cold Spring Harbor. Fue allí donde volvió a encontrarse con Kalinowski. Éste lo abordó la noche que llegó al Campus. Lucía la misma sonrisa que la noche de Acción de Gracias. Le invitó a sentarse en un banco y allí le dijo que sentía la pérdida de Rice y que tenía dos importantes noticias que comunicarle. Seldon se sintió asqueado por la frialdad con la que habló de la pérdida de su amigo. Kalinowski había compartido alguna que otra noche antes de que lo reclamasen otros intereses. Ahora parecía que hablaba de un desconocido. Hizo una breve pausa antes de mirar a los ojos a Seldon y decirle que se había enterado por unos conocidos que tanto él como los principales componentes de la Iniciativa de Seldon estaban en la lista de los candidatos al premio Nobel de Química de ese año. Seldon guardó silencio. Kalinowski intentó hacer un par de chistes al respecto para suavizar la tensión que se había ido acumulando durante el encuentro. Seldon siguió callado, se levantó y se fue. Kalinowski le gritó que era un estúpido y que ya se verían en Suecia si no quería que todo el mérito de los descubrimientos de las leyes de Kuk cayesen sobre él.
     Seis meses más tarde los periódicos le dedicaron una columna. "Prestigioso físico de la Universidad de Cornell gana el premio Nobel de la Química junto al equipo que el mismo formó hace más de diez años". Aunque reacio Seldon se vio obligado a acudir a su cita junto a Laura Rose y Gregor Easton. Allí estaba Kalinowski, con su sonrisa de zorro, rodeado de algún político y de otra acompañante, tan rubia como la del día de Acción Gracias. Subieron los cuatro a recibir el premio pero fue Seldon, el más conocido de todos ellos el que dedicó el premio al difunto profesor Rice. También habló de la importancia de dedicar los esfuerzos de la ciencia a mejorar el nivel de vida del ser humano y a preservar el patrimonio ecológico que habían heredado. Puso como ejemplo los trabajos realizados en Costa Rica y en el estado de Nueva York. Fue un discurso claramente emotivo que fue seguido de un pequeño resumen de las principales aplicaciones de las leyes de Kuk en el campo de la Química y la Biología. Durante la hora que duró la ceremonia Seldon olvidó sus rencores y sus ansias, eclipsado por el espectáculo y el reconocimiento de toda la comunidad científica que allí lo rodeaba. Al bajar del escenario abrazó a Tricia con los ojos llenos de lágrimas por la emoción. Abrazó también a Gregor y a Laura mientras hablaban animadamente sobre la ceremomia. Fue entonces cuando se acercó Kalinowski. Le estrechó la mano y le dijo, "enhorabuena Doctor Seldon, ha sido un gran discurso con el que ha coronado el premio que nos merecíamos desde hace bastante tiempo". La sonrisa desapareció del rostro de Seldon. Antes de que pudiese articular palabra Kalinowski añadió, "Espero que el próximo año pueda decir lo mismo cuando reciba el mismo premio, aunque esta vez en economía". El sonido se ahogó en la garganta de Seldon. Pensó que había descubierto la clave para aplicar las leyes de Kuk al sistema económico, y que si era así, el mundo estaba a punto de cambiar para el beneficio de unos pocos y el mal de muchos... el mal de todos.

martes, 24 de marzo de 2009

La Ley de la Evolución de la Complejidad


La Inicitiva de Kuk Seldon (Tercera Parte)

     "Todo sistema complejo evoluciona a un estado de mayor complejidad conforme los elementos que lo componen interaccionan entre sí".

     Los preparativos del día de acción de gracia del año 2026 contaban con que el cielo estaría adornado por bellos copos blancos y que la temperatura caería bajo cero durante la noche. Todos los habitantes de Ithaca conocían este hecho un año antes de que se produjese. En casa de los Seldon una gran calabaza naranja adornaba una mesa cubierta por un gran mantel rojo. Ese año había visita. Junto a Anthony, Tricia y su hija Laura, compartían la mesa una gran parte de los componentes de la Iniciativa de Seldon. Sentados a la derecha de Seldon se encontraba Arthur Kalinowski y su prometida. Arthur mostraba un aspecto muy distinto al que había presentado hacía más de seis años a las orillas del lago Séneca. Vestía un caro traje italiano y en sus ojos el triunfo había crecido junto a la ambición. Aburrido por las conversaciones banales de la prometida de Arthur se encontraba Gabriel Rice. Se escudaba tras sus gafas de pasta negra intentando mostrar interés a pesar de la incoherencia de la conversación. Junto a Gabriel, y en frente de Arthur y su esposa se encontraban Laura Rose y su marido uruguayo Alberto Fines. Alberto era una amante de la guitarra y charlaba animadamente con Seldon. Los restantes participantes de la cena fueron Gregor Easton con su inseparable chaqueta de cuero, Jonathan Kirlian y su esposa Magdeleine que jugaba con la hija de los Seldon. Esa noche recordaron una gran parte del camino recorrido y parte del camino que querían recorrer. La ilusión se alternaba entre plato y plato de calabaza. El pavo se acompañó de puré de patatas y de alguna discusión sobre los puntos débiles de las leyes de Seldon. No obstante el clímax no alcanzó su culmen hasta el pastel de calabaza. Arthur se hallaba discutiendo con Gabriel sobre la aplicabilidad de las leyes a otros campos cuando declaró que había comenzado una colaboración con la compañía de asesoramiento económico Helmson & Barry Brothers con la cual empezaban a tener resultados. Anthony lo escuchó desde el otro extremo de la habitación en el momento que el silencio se hacía omnipresente. Seldon se acercó hasta Kalinowski y le preguntó que por qué no había informado a nadie de ello. Éste contestó que había firmado una clausula de confidencialidad que le impedía comunicárselo a otras personas a no ser que buscase colaboraciones como estaba haciendo en ese momento. Seldon parecía enfadado pero Arthur le pidió que le dejase terminar. Ofreció parte de las ganancias a cambio de la participación el el proyecto de aplicar las leyes de Seldon al mercado económico. Seldon montó en cólera. Acusó a Arthur de aprovercharse de un conocimiento que debía ayudar al ser humano, y no enriquecerse a partir de éste. La prometida de Arthur insultó a Seldon diciéndole que era tonto no utilizar lo que él había creado. Tricia le pidió a Magdeleine que llevase a su hija a la cocina mientras defendía a su marido. Sólo Laura entró en el juego. Los demás callaron mientras la intensidad de la discusión iba in crescendo. Finalmente Alberto Fines, ajeno a la iniciativa, zanjó la conversación con un gran golpe sobre la mesa que los calló a todos. Se dirigió a Arthur diciéndole que el mundo tendría grandes problemas si unos pocos miraban las cartas del resto, y que las cosas eran ya suficientemente injustas como para cargar con otro peso más. La última palabra de Arthur antes de salir de la casa de los Seldon fue que si él no lo hacía, ya lo harían otros con el resultado de que el seguiría viviendo de limosnas universitarias.
     Ninguno de los participantes de la cena de acción de gracia hablarían del suceso. Las relaciones entre Seldon y Kalinowski se enfriaron bajo el invierno ithaquense. Participaron en algunos proyectos en común pero sin la energía de antaño. Esto hizo que Seldon comenzase a colaborar más activamente en la aplicación de las leyes de Kuk a los sistemas sociales pero los primeros resultados fueron decepcionantes. Los sistemas sociales se comportaban de manera totalmente aleatoria bajo la ausencia de grandes fenómenos como guerras o pandemias. El único que parecía enriquecerse con este hecho era Gabriel Rice. Su cinismo parecía encontrarse cómodo con la incapacidad de predicción el futuro de la humanidad. A menudo le recordaba a Seldon que la economía mundial se mantenía a salvo gracias a esa dosis social impredecible. Tras un par de años Seldon aceptó que las leyes de Kuk no podían aplicarse a todos los sistemas complejos. Lo hizo mientras leía el New York Times y tomaba un café en Tribeca. El sol se ocultaba en el horizonte, entre el río Hudson y los rascacielos de Nueva Jersey. Aceptó que debía dejar de buscar la misma respuesta para todo y comenzar a formular nuevas preguntas. El camarero lo reconoció. Hacía tiempo que Seldon se había convertido en un fenómeno mediático. Charló animadamente con el camarero cinco minutos antes de pagar y dirigirse a la estación de metro de la calle Prince. No pudo evitar una pequeña sonrisa de triunfo. La última noticia que había leído fue que Helmson & Barry Brothers había quebrado.
     Seldon se enteró de la muerte de Gabriel Rice una fría mañana de marzo. Se dirigía hacía su despacho cuando lo interceptó Gregor. Tenía el rostro enrojecido por el frío. Al principio tartamudeó. Las palabras se atascaron en su garganta. La muerte de un amigo es siempre dificil de digerir pero es aún más difícil de vomitar. Seldon no lo comprendió hasta que articuló el nombre de Gabriel. Entonces Seldon se desplomó. Se sentó en uno de los bancos junto al edifico Rice y se quitó las gafas. Comenzó a llorar mientras sentía como una losa aplastaba su corazón.

sábado, 14 de marzo de 2009

La Ley de la Conectividad Física


La Inicitiva de Kuk Seldon (Segunda Parte)

     "Todos los elementos de un sistema complejo interaccionan entre si, si bien el número de elementos que interaccionan al mismo tiempo es inversamente proporcional a la probabilidad de interacción física"

     Andrew Zimmerman fue director del departamento de Física Abstracta de la OSU desde el año 2017 al año 2020. Éste no pasó a la historia por ninguno de sus brillantes trabajos de modelización de corrientes oceánicas sino por el apoyo que aportó en contra de todo pronóstico, al trabajo de Seldon tras la publicación del "Estudio del Ecosistema Costarricense bajo la Perspectiva de la Ley de la Complejidad Abstracta". Este apoyo fue decisivo en otros importantes estudios que elevaron el prestigio de Seldon hasta niveles de gurú de la materia. La Primera ley de Sendon apareció como portada de la prestigiosa revista Science el once de Febrero del año 2018. Al principio ésta paso desapercibida en la comunidad científica pero una serie de trabajos que utilizaron las mismas ecuaciones que aparecían en este trabajo sacaron a la luz la genialidad del trabajo de Seldon.
     Al año siguiente la Universidad de Cornell le ofreció una plaza de Biología e Ingeniería Medioambiental. Seldon aceptó y seis meses más tarde se mudó junto a Tricia Paddington a la fría Ithaca. El cambio no le sentó nada bien a la salud de Tricia y hacia finales de año ingresó en el hospital Cayuca con una grave neumonía. Este hecho empujó a Seldon hacia un desinterés que estuvo a punto de costarle su nuevo puesto de trabajo, pero afortunadamente la recuperación de Tricia volvió a centrar su carrera. Fue entonces cuando Seldon conoció a Gregor Easton, un joven doctor con aspecto de rockero y con grandes conocimientos de computación. Junto a él desarrolló uno de los primeros programas que modelizó sistemas medioambientales. Fue un éxito rotundo. Tras la recogida de datos continuada a lo largo de una década podía predecir los cambios que produciría en un ecosistema la aplicación o eliminación de uno o varios elementos. El gobierno regional hizo un buen uso del programa aumentando la producción de las granjas locales hasta niveles nunca vistos. Este logro empujó al equipo de Seldon compuesto por Tricia Paddington, Gregor Easton y Pedro Casal a crear un una red de colaboración con otras disciplinas como la Ingeniería Metabólica o la Genética Molecular. La primera reunión informal de esta inciativa se realizó una mañana de otoño en un restaurante a las orillas del lago Séneca. Acudieron la ambición de Arthur Kalinowski, el escepticismo de Laura Rose, la rigurosidad de Umberto Felpeto y la imaginación de Jonathan Kirlian. Entre broma y broma Tricia bautizó la grupo interdisciplinar que se acaba de formar como la Iniciativa de Anthony "Kuk" Seldon.
     Un artículo de la revista Science en el año 2025 recogía a la Iniciativa de Anthony Kuk Seldon como uno de los grupos más influyentes en el panorama científico del último siglo comparándolo con los científicos reunidos para el proyecto Manhattan. En un periodo de cinco años la Iniciativa publicó más de una centena de artículos en campos tan diversos como genética, biología molecular, ecología, oceanografía y astronomía. A la Primera Ley de Kuk la siguieron otras cinco que completaban y extendían la aplicabilidad de las ecuaciones de Seldon a practicamente casi todos los campos. La sociología se resistía a comportarse como un sistema complejo aunque el grupo de Seldon se vio enriquecido con la entrada de Gabriel Rice. El Dr. Rice aportaba tras sus gafas de pasta negra el contrapunto crítico a las ideas de Seldon. Por aquel entonces Seldon y Tricia tuvieron su primera hija y Tricia dejó la Iniciativa en pos de la maternidad.
     El conjunto de las seis leyes de Kuk fueron presentadas a la comunidad científica en el séptimo congreso de Modelización de Sistemas Complejos en San Francisco. La Iniciativa golpeó la conciencia científica con los resultados calculados un año antes sobre las condiciones climatológicas de veinticinco ciudades distintas. Su legado perdura hasta hoy día. Cualquier ciudadano de Nueva York puede consultar que tiempo se va a encontrar al salir de casa a cualquier hora del día durante los próximos cien años.

viernes, 13 de marzo de 2009

Ley de la Complejidad Abstracta


La Inicitiva de Kuk Seldon (Primera Parte)

     "El principio por el cual todo sistema complejo puede abstraerse en un modelo matemático depende de la descripción de los elementos interactivos del mismo bajo un sistema de redes"

     Mis padres fueron las primeras personas que me hablaron de Anthony Seldon. Mi madre mostraba por Seldon una admiración que en algunos momentos rozaba la fe. Fue esta la razón que me llevó a escribir la biografía de Anthony Seldon, aunque la mayoría de la gente lo conoce como Kuk Seldon gracias a las famosas Leyes de Kuk que enunció el siglo pasado. Creo que en honor al interés público, debo de saltarme los clásicos nació, creció y se educó y empezar a relatar la historia de su vida en el momento en el que comenzó sus estudios de la complejidad abstracta en Ohio.
     El otoño del 2018 Anthony Seldon consiguió una puesto postdoctoral en el departamento de Física Abstracta de la OSU. Por aquel entonces la universidad era un hervidero de estudiantes que revindicaban el fin de la ocupación de Siria y Palestina. Aquel verano los medios informativos habian hecho hincapie en el hecho de que más de treinta mil soldados estadounidenses habían perdido la vida durante los veinte meses de ocupación. Algunos de los gigantes de las industrias petroquímicas se resistían a soltar la presa de oriente medio, si bien ya existía alternativas a los motores de combustibles fósiles como los EMHE (motores eléctricos de alta eficiencia). La OSU era una isla de pensamiento liberal dentro de las tendencias conservadoras del estado de Ohio. En este paisaje Seldon era un científico más de los que no destacaban lo más mínimo en las fiestas del departamento. Para reconocerlo en las fotografías de grupo habría que realizar un pequeño esfuerzo. Era el individuo de pelo oscuro, gafas y una sonrisa forzada que siempre se situaba al fondo. La gente que trabajó con él lo recuerdan como un individuo simpático y sociable, de gran capacidad y un poco tímido.
     Los primeros meses en el departamento de Física Abstracta resultaron estériles y frustrantes. Seldon provenía de la rama de Química Cuantica y las investigaciones de fractales de las que dependía su trabajo eran un nuevo mar con arrecifes desconocidos. Las personas más cercanas a él dicen que se encontraba muy desanimado con su trabajo y que estuvo un par de veces a punto de dejar el puesto. Fue entonces cuando la Dra. Tricia Paddington acudió al departamento en búsqueda de una colaboración para modelizar un ecosistema costarricense. Seldon, empujado por la deseperación aceptó la colaboración y ese mismo verano se embarcó rumbo a San José para pasar un tres meses en la selva. Allí fue donde plantó las semillas de dos relaciones que lo acompañarían durante el resto de su vida. La primera fue con Tricia Paddington con la que años más tarde se casaría. La segunda fue su afición a tocar la guitarra, aprendida entre copa y copa junto a Tomas Gutierrez. Sus cartas describen esas doce semanas llenas de vida. Alternaba trabajos diferentes a los que estaba acostumbrado, como recogidas y geolocalizaciones de muestras con experiencias inolvidables como las puestas de sol en el Pacífico, los paseos por la playa y alguna que otra fiesta con Tricia y su equipo hasta altas horas de la madrugada.
     A su vuelta a Ohio se encontró con un duro recibimiento. Uno de sus jefes amenazaba con retirarle la financiación si proseguía con su colaboración. Decía que ésta era una extravagancia que no estaba dispuesto a tolerar y que tenía que volver a al estudio de sistemas fractales. Por otro lado su relación con Tricia impedía que se olvidase por completo de su colaboración de manera que prosiguió con ambos trabajos. Pasaba las mañanas en su despacho entre números y ecuaciones intentando encontrar sentido a las repeticiones cuasiinfinitas de los sistemas fractales. Por las noches, ya en casa, se sentaba frente a los datos del ecosistema costarricense. Temperaturas, humedades, poblaciones animales y otros muchos datos danzaban por su cabeza en busca de un orden. Tal era su implicación con ambos trabajos que llegó a soñar con ranas infinitas que saltaban una y otra vez sobre las ecuaciones con las que estaba trabajando. Fue entonces, cuando el cansancio acumulado comenzaba a devorar su salud donde nació la idea de abstración modal. En una entrevista que años más tarde concedió a la revista Times declaró que el momento de inspiración le llegó mientras fregaba los platos y uno de ellos se le cayó haciéndose añicos contra el suelo mientras el agua salpicaba todo. Ese fue el comienzo de la Ley de la Complejidad Abstracta o Primera Ley de Kuk.

martes, 10 de marzo de 2009

Reflexiones de la Muerte para un Día Soleado


    La mañana que murió Pablo hacía un tiempo magnífico. Fue uno de los días más luminosos que recuerdo. La tormenta había dado paso a un sol radiante y los charcos reflejaban toda su luz. Pablo se dirigía al trabajo como un día más. Se levantó temprano y preparó el desayuno mientras el ruido de las noticias matutinas llenaba la casa. Tomó un café solo y un par de tostadas con mantequillas y mermelada. Se vistió con un par de vaqueros gastados y una camiseta de la universidad. Metió en su mochila el portátil y bajó apresuradamente las escaleras. La calle lo esperaba llena de color y música y Pablo le respondió con una sonrisa, pues así era Pablo. Sus amigos podrían decir de él maravillas, pero valga a modo de resumen que era un buen estudiante, amigo de sus amigos y con cierto tinte altruista y caballeroso. Su gusto por las plantas y su amor por la naturaleza lo embarcó rumbo a la botánica. Físicamente no se puede decir mucho de él, pero valga como registro escrito que era bajo, de pelo castaño y espaldas anchas. Sus ojos eran marrones, bastantes expresivos y siempre atentos a lo que pasaba a su alrededor.
    Damián llevaba una mañana de perros. Se había levantado tarde y no le había dado tiempo a lavarse los dientes por lo que fue todo el camino hasta el coche lamentándose por su aliento agrio que todavía tenía de la noche anterior. Todavía no conozco a Damián, pero dadas como están las cosas sé que lo conoceré un poco tiempo. Baste escribir que Damián es de esos tipos gruñones que no le han encontrado más significado a la vida que el del dinero. Esa mañana se montó en su BMW dispuesto a ir a la inmobiliaria para cerrar un par de tratos que tenía pendientes desde la semana anterior. Pensar en el jugoso margen de beneficios no indució ni la mínima de las sonrisas, quizás porque solo era un negocio más que iba a añadir algún número a su cuenta. Damián también tenía amigos que veía de vez en cuando, pero la opinión que tenían de éste era bien distinta de la que tenían los amigos de Pablo del difunto. Baste escribir sobre este registro que era egoista y egocéntrico, y que sus amigos eran pequeños carroñeros a la espera de que la bestia se cansase de la carne.
    Los hechos que precipitaron la muerte de Pablo fueron fortuitos, o al menos así quedaron refejados en el informe de atestados de la policía. Para mi fueron distintos. Un coche, un descuído y otro alma de peatón desorientada sobre el asfalto. Hubiese preferido llevarme al conductor pero no me malinterpretes, la justicia se la dejo a otros, lo mio es una cuestión práctica, este tipo de personas siempre me dan más trabajo del necesario hasta que por fin se mueren y paso a llevarme su alma.

domingo, 1 de marzo de 2009

Uno que comienza con Coltrane

     Pensé que una buena historia debía comenzar con Coltrane, de manera que ahí estabamos Coltrane, Cortazar y yo subidos en un tren, lejos, lejos del frío y la nieve. Rayuela descansaba junto a mi asiento mientras el paisaje nocturno desfilaba por la ventana. El destino poco importaba porque la fin y al cabo, solo el viaje en sí ya me producía un sentimiento de bienestar. Huir, o avanzar hacia lo desconocido, a la aventura, dejaba que nuevas imágenes se imprimesen en mis retinas. El saxofón de Coltrane construía el Giant Steps con fuerza y energía, imprimendo en las escalas el ritmo de las noches azules de Nueva York.
     Iba solo en el vagón, solo con mis recuerdos intentando escribir un cuento de mi vida en 65 palabras, como la película de Ripoll, y sin embargo solo me salía un principio triste y sin personalidad en ausencia de una buena lavadora, lejos de cualquier inicio brillante, asi que decidí empezar mi cuento con Coltrane. Me acomodé en el asiento y dejé que las palabras fluyesen como las notas del saxo. Pensaba que mi vida había sido un cúmulo de azares y desencuentros. Pongamos el día que te conocí. 
     Llovía y nos empapamos en el trayecto del coche a aquel bar. Allí conocías a todo el mundo. Yo era un extraño que había coincidido unos días en la ciudad, un poco perdido, con la barba de hacía varios días y con ganas de volver a casa. Me había arrepentido de tomarme unos días más tras el congreso para conocer la ciudad. Todos habían vuelto a casa y allí estaba yo, mochila en mano. Perdido. No tardé en descubrir que la ciudad me había dado en dos días todo lo que podía dar de sí. Echaba de menos el Barrio Alto de Lisboa o la Latina de Madrid. Me metí en aquel bar a tomar un ron acompañado de Rayuela. Desde entonces siempre lo llevo como un talismán, para invocar la suerte de aquella noche. Iba por la mitad de la copa cuando la Maga se atormentaba en Paris y entonces entraste en al bar. Ibas acompañada por un par de amigos. Reíais. Os miré con un poco de envidia y me devolviste la mirada con curiosidad. Al terminar el ron fui a la barra por nuevas provisiones. Chocamos accidentalmente y nos sonreimos. Comenzamos a hablar y Rayuela (como no Rayuela) nos llevó a Paris, y Paris a tu ciudad, tu vida y tus libros. Tus amigos se fueron y me invitastes a que te acompañase. Salimos y comenzó a llover. Viajamos cuarenta minutos en coche hasta el centro de la ciudad. Nos empapamos desde el coche hasta aquel bar donde sonaba Coltrane (quizás por eso lo escucho ahora, quizás porque siempre me ha gustado). Tenías el pelo mojado. Uno de tus rizos caía sobre tu frente de una manera irresistible, al modo de las actrices de Hollywood de los años treinta. Te desee, en aquel momento comencé a desearte mientras seguíamos hablando de música. Me decías que te encantaba Coldplay y yo te decía que eran demasiado comerciales. Tu te defendistes tras Thom Yorke y Radiohead y yo arremetí con los clásicos. Digamos que hice mi lanza con el viejo rock y mi escudo con el intemporal jazz. Tu tomastes otras armas. Indie y electrónica. Interpol comenzó la nueva partida con el Antics y me contrataqué con un peso pesado, Pink Floyd y Wish You Were Here. Entre ron y ron pasaron por la palestra Kaiser Chief y Artics Monkeys. Yo hablaba de King Crimson, Jethro Tull y Led Zeppelin. El bar cerró y tus amigos se despidieron. Me invitastes a comer algo en un turco cerca de allí mientras seguíamos peleándonos. Acabamos haciendo listas de los diez mejores discos de la historia entre el kebab y la coca-cola. Y entonces me besaste. Fue un dulce impulso. Cuando tus labios tocaron los mios sentí calor y ese vértigo en el estómago dice sin palabras que te has vuelto a montar en una montaña rusa. Te miré a los ojos negros y me sentí absorbidos por ellos. Me sonreistes y me invitastes a ir a tu casa a pasar la noche.
    Todo lo que allí pasó, es otra historia. Una historia de amor y encuentro, de confidencias y sonrisas hasta el amanecer. Varios años más tarde aqui me encuentro. En un tren rumbo a otra parte con mis recuerdos a mi espalda. Con Rayuela y Coltrane, pero también con Interpol y Radiohead. Con más de sesenta y cinco palabras para describir como me encuentro y describir como esta siendo mi vida. Con más de diez momentos para poner en una lista o más de diez libros que me llevaría a una isla desierta (probablemente durante un accidente aereo). Con más de mil de estos pensamientos para acompañarme durante los viajes. Con pellizcos en el corazón de añoranza y con sonrisas de los momentos felices que me he llevado. Sabiendo que durante esos días que habían pasado, había vivido.