domingo, 19 de abril de 2009

La Ley de la Competitividad Dominativa


La Inicitiva de Kuk Seldon (Quinta Parte)

     "Los elementos de un sistema complejo tienden a organizarse en elementos competitivos y colaborativos. La evolución del medio dependerá de la dominación de uno o varios de estos elementos sobre el resto si bien los elementos competitivos siempre serán antagónicos a los elementos colaborativos".


     El premio Nobel de economía del año 2030 se le concedió a Wenceslao Pereira, catedrático de ciencias económicas de la Universidad de Brasilia por sus estudios sobre los pequeños productores y cooperativas de café de Brasil y la distribución del producto basado en la relación productor-consumidor a través de redes socioeconómicas. Este estudio se extrapoló con un gran éxito a otros sistemas agrarios como el de los productores de te de las regiones de Fujian en China o el de arándanos en Holanda. Gracias a este tipo de estudios todavía sobreviven familias dedicadas al cultivo de ciertos productos generación tras generación. Ese año la arrogacia de Kalinowski se quedó sin rencompensa lo que le dio a Seldon la oportunidad de leer el periódico con una sonrisa.
     Fue la última vez que Seldon pudo leer la sección de economía con una sonrisa. A partir de ese año el periódico empezó a escribir casi una columna diaria relatando los logros de la empresa de Kalinowski. Ese mismo año el suplemento semanal dedicó un artículo de más de diez páginas a los logros de la empresa entre los que destacaban tener una de las carteras de clientes más poderosas del país. Desde la primera compañía de automóviles estadounidense hasta grandes empresas de semillas con un gran peso en algunos países sudamericanos. Estas compañías habían logrado aumentar sus beneficios hasta un trescientos por cien en un periodo de dos años. Algo impensable tal y como estaban las nuevas normativas que regían la economía mundial tras la crisis de principios de siglo. El artículo contaba con más detalle en que trataba parte del asesoriamiento a estas empresas. En principio hacían un estudio de mercado tomando una serie de muestras representativas y a partir de este desarrollaban un modelo de mercado basado en las leyes de Kuk con aplicación macroeconómica. Seldon se vio simplemente repugnado por el hecho de que Kalinowski estuviese usando las leyes de Kuk para enriquecer a estas empresas. El artículo se desarrollaba a través de una serie de cuatro entrevistas donde se hablaba de como el asesoramiento había cambiado la vida de cuatro personas a niveles distintos de la cadena. Una con el propio Kalinowski para dar algo más de combustible a su ego. Las otras fueron a uno de los directivos de una de las empresas que se había enriquecido con su asesoramiento, a uno de los trabajadores de una fábrica estadounidense que había visto como aumentaba sus horas laborales para aumentar el rendimiento de producción a cambio de un mejor sueldo y finalmente a un consumidor anónimo del producto, que veía una rebaja en su precio. Todos estaban contentos, menos Seldon y su sentido crítico. Esa misma tarde decidió buscar asesoramiento que pudiese desglosarle en palabras comunes que estaba haciendo Kalinowski y su empresa.
     Las primeras semanas fueron infructuosas. Todos las personas con las que hablaba le decían que no había nada malo en lo que la empresa de Kalinowski hacía, que solo daba consejos y directrices de actuación basadas en un par de ecuaciones excéntricas desarrolladas por Seldon. Muchos de ellos sonreían y decían que lo que sirve para la ciencia no tiene porque servir para la economía.
     A mitad de verano Seldon recibió un correo electrónico de Reynaldo Barroso. Un compañero de Wenceslao Pereira que decía que estaba interesado en colaborar para descubrir hasta donde podía llegar la influencia de la empresa de Kalinowski. Seldon nunca llegó a conocer personalmente a Barroso, pero su colaboración duró años y se centró en una serie de artículos y cartas de opinión donde alertaban que la actuación de Kalinowski podía desencadenar una nueva crisis mundial al cambiar las reglas del juego. Seldon y Barroso jamás llegaron a poder aplicar las ecuaciones de las leyes de Kuk para predecir el comportamiento de ningún sistema económico. Se toparon con limitaciones técnicas insalvables, pero estaban completamente seguros que el éxito de Kalinowski provenía de la utilización de Cloud-45, uno de los supercomputadores creados por el padre de la Informática Cuántica. Predecían que con el suficiente poder de computación y los algoritmos adecuados podían utilizarse las leyes de Kuk a casi cualquier sistema. Los primeros artículos pudieron publicarse en revistas de alto índice de impacto, pero pronto científicos afines a las ideas de Kalinowski tacharon los artículos de subjetivos y faltos de verdaderas pruebas. Tras las duras críticas saltaron a otros medios con mayor poder de difusión que pudiesen hacer eco de la protesta, pero tuvo el efecto inverso. La empresa de Kalinowski se vio bajo la avalancha de solicitudes de pequeñas empresas que querían asesoramiento. Un par de semanas más tarde se vieron obligados a detallar las condiciones que debía de tener una empresa para poder ser aceptada dentro de su cartera de clientes.
     Todo cambió cuando la administración Shaffner exigió a la empresa de Kalinowski que solo asesorase al gobierno estadounidense. Muy pocos medios de comunicación quisieron recoger las críticas de Seldon y Barroso. Fuera de los Estados Unidos la cosa empezó a ser diferente. Algunos políticos europeos y sudamericanos comenzaron a darle más importancias a sus declaraciones. Las utilizaban como armas dialécticas en las reuniones del G25, los veinticinco países con mayor capacidad económica del planeta. Veían como en el plazo de un año las mayores empresas de estos países habían sido absorbidas por grandes empresas que financiaban a la administración Shaffner. Fue especialmente escandaloso el caso de Siemens. Desde el lanzamiento de los motores de eléctricos de alta eficiencia había logrado ser la primera empresa en el sector de energético dedicado a transportes. Su política de lealtad nacional había creado más de cien mil puestos de trabajo en Alemania, negándose a mover sus fábricas a países donde la mano de obra fuese más barato. Esta política trajo muchos problemas al sector ya que sus homólogas estadounidenses no compartían su punto de vista. Desde un consorcio dirigido por Edisson-Luminac intentaron obligar a Siemens a seguir parte de las "reglas del sector" como antes habían hecho sus predecesores con los combustibles fósiles. Ésta se negó y Edisson-Luminac acudieron a la administracion Shaffner para que defiendese sus derechos ante el competidor extranjero. En un año idearon una estrategia basada en el asesoramiento de la empresa de Kalinowski que acabó con la compra de Siemens por parte Edisson-Luminac. Como primera medida, y quizás a modo de ejemplo tiránico se cerraron el noventa por ciento de las fábricas de Alemania para reabrirlas en países de mano de obra más barata.
     A raíz de este caso gran parte de la comunidad empezó a valorar las críticas que habían lanzado Seldon y Barroso. Alemania vió como su opinión pública forzaba al gobierno alemán a que luchase contra la administración Shaffner para que ésta pusiese sobre la mesa sus cartas. Y lo intentó. En el reunión del G25 del año 2034 en Praga el represante alemán amenazó con organizar una coalición del resto de países del G25 en contra de Estados Unidos, Mexico y Canada, principales beneficiarios de la administración Shaffner. Estos simplemente se marcharon de la reunión, convocando otra para seis meses más tarde en Washington DC. Fue tres meses más tarde cuando una impactante noticia sorprendió a todos los medios de noticias mundiales. El gobierno alemán estaba en bancarrota, al igual que casi todas las empresas enraizadas en este país. Seldon escribió un correo a Barroso que meses más tarde sería publicado íntegro en más de la mitad de los periódicos del mundo bajo el título del "El nuevo orden mundial ha llegado".

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